Oh siiii, dependemos de Messi ¿y qué? Mientras el mundo habla del funcionamiento y cuestiona a la seleccion, nosotros los argentinos disfrutamos de tener al mejor de todos.
Imposible no depender de él. Para qué renegar de eso. Mejor es disfrutarlo. El diario español Marca tituló en su edición de hoy una irónica certeza: "El sistema es Messi", clarito. Jugó con la polémica de la semana de sí era mejor 4-3-3 o 5-3-2 o la característica telefónica que más le guste elegir, pero terminó aceptando que Messi es Messi, independientemente de los sistemas.
Argentina hoy depende de Messi. Sí. El tema es cómo no hacerlo. Y para casi todos los rivales es el oponente de mayor peligro desde este arranque de la copa del mundo. Porque sin jugar ni un poquito bien tiene 6 sobre 6. En una recorrida por la zona mixta en los vestuarios del Mineirao, hablamos con periodistas italianos, españoles, chilenos, uruguayos y brasileños. Y todos cayeron en eso. "Si jugando así ganan...", decían, y enseguida se completaba con un "ustedes tienen a Messi". Les juro que sonaba todo con un dejo de envidia.
Este equipo de Sabella va a crecer ahora. Va a dar el salto. ¿De dónde sale esa certeza? Del mismo lugar que sale la convicción de los jugadores mismos de decir "nosotros tenemos a Messi y vamos a mejorar porque lo tenemos a EL (la mayúscula no es error de tipeo, es simplemente nombrar a Messi como lo nombran jugadores tan reconocidos como Gago, Mascherano, Di María o Higuaín, por ejemplo)".
Es messianico. Todo lo que hace con la pelota es diferente. Y en el Mineirao demostró una vez más que de él se puede esperar lo mejor siempre. Con o sin demasiada participación suya en el juego. Contra Irán parecía colgado, en otra. Como desganado, hasta molesto. Andaba como deambulando por la cancha. Y de repente tac, algo hizo chispa. Y PUM, en el minuto 90, como para hacer más épico y letal cada uno de sus movimientos algo lo despabiló. Y adentro. Y golazo. Y clasificación. A lo Messi. De Messi para el mundo.
Y así esos argentinos que van porque pueden al Mundial porque se guardaron las vacaciones y tienen dinero de sobra para pagarse ese gustito lo disfrutaron. Y los periodistas lo disfrutamos, porque el grito de gol, de desahogo también se escuchó en la mayoría de los periodistas por más que estemos trabajando, porque la selección, y de visitante, te da esos permisos. Y los que juntaron el mango, arriesgaron el trabajo, o se fueron a ver qué onda con algo más que lo puesto, gritaron, y festejaron. Esos tipos que viajaron hasta 48 horas combinando micros desde lo más barato posible para llegar a ver a la Argentina en un Mundial supieron que todo el esfuerzo y toda la locura hecha ya empezaba a ser pagada por ese loco gigante de no más de 1 metro 70.
El fútbol suele emparejar todo con sus emociones. Nos iguala. Nos compacta. Nos abraza con el hermano, el amigo, el primo, el conocido y el tipo que nunca más en tu vida vas a ver. El fútbol es lo que es gracias a los Messi. Que es argentino. Y dependemos de él. ¿De quién más podríamos depender? Si el resto levanta, joya. Si el resto acompaña, perfecto. Si el resto se pone cerca de su rendimiento esto será paseo. Sí todo eso no se da... Ojo. Messi es argentino... ¿Y qué?